EDITORIAL
Al redactar esa página el año pasado, no imaginaba que la realidad vendría tan rápido a comprobar mis comentarios. La pandemia provocada por el coronavirus en términos de contagio y las medidas de aislamiento social mostraron claramente la fragilidad de nuestro modelo de civilización y las consecuencias aún son meras especulaciones.
Más que nunca, la humanidad enfrenta una grave cuestión de supervivencia. El calentamiento global en crecimiento vertiginoso, la desaparición masiva de los insectos polinizadores que amenaza la seguridad alimentaria, la extinción acelerada de la vida por causa de las actividades humanas, la deforestación desenfrenada que compromete el régimen de lluvias, son emblemáticos de esa mirada con la cual necesitamos ver nuestro futuro.